Desde Cúcuta hicimos una llamada al más allá y nos contestaron. Literalmente ocurrió así al adentrarnos en el mundo de las tinieblas y hacer contacto por espacio de tres horas con un espíritu.

En este tiempo de Halloween, La Opinión salió a buscar qué pasa en ese mundo de las brujas, con el respectivo análisis por parte de miembros de la Iglesia Católica.

Algunas veces se ha escuchado que Fulanito o Zutanito están sufriendo una rara enfermedad y que los médicos no encuentran la causa. Es ahí cuando sale a relucir la expresión: ¿será que es un mal postizo? Así como lo están leyendo, un mal postizo, que puede llegar a causar hasta la muerte.

Diversas versiones se han tejido a lo largo de los tiempos sobre hechizos, brujerías, espiritismo, santería, magia budú y otros procedimientos misteriosos y sobrenaturales, pero que son reales, que viven con nosotros y hacen parte del día a día.

Como dicen por ahí, “no creo en brujas, pero de que las hay, las hay”. Brujas, espiritistas, santeros, clarividentes, adivinos y hechiceros están entre nosotros y todos tienen su razón de ser o un propósito, ya sea para el bien o para el mal. Y la capital de Norte de Santander no es la excepción.

Tabacos, velones, naipes, imágenes religiosas, muñecos y representaciones de seres como María Lionza, El Negro Felipe, El Indio Guaicaipuro hacen parte de este extraño y casi desconocido mundo.

Miles de asombrosas historias emergen de esta sociedad que está corrompida por la envidia, ambición, odio, engaños, traiciones, celos, ira, rencor, vicios, egoísmo, avaricia, lujuria, y otros más que a su vez tejen una telaraña de indescriptible maldad, que perturba la tranquilidad de quienes son víctimas de mentes dañinas que no miden las consecuencias y que solo buscan el bien propio.